UN SEGUIMIENTO DE LOS BARES A TRAVÉS DE LA COMUNIDAD VALENCIANA Y EL RESTO MUNDO




lunes, 5 de enero de 2009

Porto Venezia

C/ Calixto III, 25


Por Steve:


He entrado en bares donde puedes tocar la barra con una mano y la pared del lado opuesto con la otra, he visitado sitios en los que no conocen la plabra 'cerveza' y he tomado birras calientes en ardientes tardes de agosto, pero no será hasta ahora que hagamos una mala crítica a un local. Yo contribuí a la decisión de terminar en aquella Pizzería y pido disculpas por ello.

Bien es cierto que entramos allí con la intención de cenar y no de tomarnos unas cervezas, como también es cierto que los restaurantes se escapan un poco a nuestra costumbre de criticar bares de barrio pero hay que criticarlo todo y no veo mejor modo de desfogarme que este blog.

Al ver los precios que rondaban los 7€ por pizza pensamos, como es lógico, que serían bien grandes y carnosas. De modo que las personas de poco apetetito decidían compartir la misma pizza. Pedimos primero la bebida (cerveza 2'20, no problema) y despues las pizzas, además a un camarero que nos trataba como si acabara de pillar a su novia follándose a su padre sobre su colección de sellos. Echaron cuentas sobre los pedidos para descubrir que íbamos a ser más personas que pizzas en la mesa, y eso...¡eso era inadmisible! Así que volvieron para exigirnos que como mínimo consumiéramos una pizza por cabeza. Aunque en un alarde de generosidad permitieron que nuestra amiga celiaca se trajera la cena de fuera. No tardaron en traérnoslas y el por qué está en el chiste que va a continuación: ¿Sabeis qué es una crep con queso y tomate? Una puta pizza del Porto Venezia. Si fumara de liar me hubiera guardado un trozo para cuando me quedara sin papel. ¿Estaban buenas? Sí, como todas las pizzas recien hechas, pero te hacen falta 3 para cenar.
Y si los que leen esto piensan que es lo normal, que todas las pizzerías son de ese palo, sencilla y llanamente no habeis entrado al Pizza Roma. No había nada, ni el precio ni las pizzas translúcidas ni gruñón reconvertido a camarero, que justificara volver a entrar en ese local.

He dicho.

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