C/ de Quart, 87
Por Steve:
El cervecero común es un ser que puede dividirse en dos subespecies: el cervecero sedentario y el cervecero nómada. El cervecero sedentario se asienta en un bar que selecciona según su propio criterio, lo frecuenta día sí día también hasta que es reconocido por su nombre y se gana la confianza de los dueños para que le fíen la cuenta cuando se deja la cartera en otros pantalones. Es una relación recíproca de beneficios ya que se necesitan el uno al otro, uno necesita un segundo hogar, vida social sin compromisos y cerveza; el otro no solo necesita dinero para pagar los estudios de sus hijos sino que también se siente más cómodo conociendo el domicilio y los trapos sucios de sus clientes. Nosotros pertenecemos al cervecero nómada y el sedentarismo no va todavía con nosotros pero si por alguna u otra razón me convirtiera en sedentario y tuviera que guardar relativa fidelidad a un bar, creo que sería este. No existe una razón concreta, el bar no es más que otros que habréis visitado, pero todo allí dentro se me hace más familiar. Por eso no dude en arrastrar a mi colega Pablo durante 15 minutos hasta allí para que me contase qué había sido de su vida.
El local está frente a las Torres de Quart, a las mismísimas puertas del oscuro y salvaje casco antiguo de Valencia. Es el típico sitio al que van los lugareños a tomarse el carajillo de la mañana, la copa del almuerzo y la cervecita de antes de la siesta. La cerveza ronda el precio estándar de 1'50, se cena bastante bien y no es caro. El dueño es un hombre menudo, de semblante duro, que parece curtido en mil batallas y recuerda vagamente a cierto presonaje gruñón de la película 'Dentro del laberinto' pero el trato y servicio son inmejorables.
Se le coge cariño a este sitio, veníamos aquí antes de entrar al Carmen para ver películas en francés hace un tiempo y siento que no es justo que esto lo critique yo solo pero la cuesta de Enero y la crisis ha menguado nuestro número de críticas y con algo debía llenar el blog, aún así la dejo abierta para que otros birracentristas añadan su opinión propia del lugar.
El cervecero común es un ser que puede dividirse en dos subespecies: el cervecero sedentario y el cervecero nómada. El cervecero sedentario se asienta en un bar que selecciona según su propio criterio, lo frecuenta día sí día también hasta que es reconocido por su nombre y se gana la confianza de los dueños para que le fíen la cuenta cuando se deja la cartera en otros pantalones. Es una relación recíproca de beneficios ya que se necesitan el uno al otro, uno necesita un segundo hogar, vida social sin compromisos y cerveza; el otro no solo necesita dinero para pagar los estudios de sus hijos sino que también se siente más cómodo conociendo el domicilio y los trapos sucios de sus clientes. Nosotros pertenecemos al cervecero nómada y el sedentarismo no va todavía con nosotros pero si por alguna u otra razón me convirtiera en sedentario y tuviera que guardar relativa fidelidad a un bar, creo que sería este. No existe una razón concreta, el bar no es más que otros que habréis visitado, pero todo allí dentro se me hace más familiar. Por eso no dude en arrastrar a mi colega Pablo durante 15 minutos hasta allí para que me contase qué había sido de su vida.
El local está frente a las Torres de Quart, a las mismísimas puertas del oscuro y salvaje casco antiguo de Valencia. Es el típico sitio al que van los lugareños a tomarse el carajillo de la mañana, la copa del almuerzo y la cervecita de antes de la siesta. La cerveza ronda el precio estándar de 1'50, se cena bastante bien y no es caro. El dueño es un hombre menudo, de semblante duro, que parece curtido en mil batallas y recuerda vagamente a cierto presonaje gruñón de la película 'Dentro del laberinto' pero el trato y servicio son inmejorables.
Se le coge cariño a este sitio, veníamos aquí antes de entrar al Carmen para ver películas en francés hace un tiempo y siento que no es justo que esto lo critique yo solo pero la cuesta de Enero y la crisis ha menguado nuestro número de críticas y con algo debía llenar el blog, aún así la dejo abierta para que otros birracentristas añadan su opinión propia del lugar.
1 comentario:
Buenas tapas y birra
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