UN SEGUIMIENTO DE LOS BARES A TRAVÉS DE LA COMUNIDAD VALENCIANA Y EL RESTO MUNDO




viernes, 5 de marzo de 2010

Cafetería Teleférico de Fuente Dé


Aventura Cántabra - Día 4: Picos de Europa


Por Steve:


Estamos un poco cansados de escribir sobre Cantabria, así que lo que nos queda lo pondremos casi de un tirón durante los próximos días.

Para llegar a los Picos de Europa, nuestro último destino cántabro, había casi dos horas de trayecto, y gran parte de ese trayecto transcurría por una carretera serpenteante y estrecha, que se trazaba entre las escarpadas paredes de unas montañas infinitamente altas y un riachuelo. A lo largo del recorrido nos cruzábamos con pueblos que no tenían más de dos casas y veíamos a lo lejos cabras y de más animalejos que jamás se verían en Valencia. Todo maravilloso.
Llegamos hasta Fuente Dé, que es el lugar al que te lleva el GPS si le dices que quieres ir a los Picos de Europa desda Santander. Fuente Dé es un lugar rodeado de montañas nevadas, pero como en aquel momento Cantabria era el único lugar de España que no estaba siendo azotado por una ola de frío, no quedaban más que los restos ya derritiéndose de nevadas anteriores. Había un teleférico que te subía hasta el pico más alto de una de esas montañas, Spectrum se quiso montar pero le dijeron que hacía demasiado viento. Era mentira, de hecho pienso que el teleférico sólo lo han puesto en marcha para las fotos de los folletos turísticos. Aun con eso el lugar era cojonudamente bonito, y en un lugar tan cojonudamente bonito no podía faltar una cafetería. Pedimos 3 tercios (por primera vez nos entendieron al decir 'tercios') que costaron 2€ cada uno y resultaron ser San Miguel 1516. Preferimos tomarlos fuera, en los bancos mojados y tomando el fresco a hacerlo dentro con todo el mogollón de gente, y así, poder llamar tranquilamente a Roman por su cumpleaños.

- Hey, Roman! Estamos celebrando tu cumpleaños en los Picos de Europa con unas San Miguel 1516. ¿Qué te parece?

- Me parece estupendo, yo lo celebro trabajando en un pueblo de mierda en Castellón.

- Vaya...

- Sí...

- Nos tomaremos una a tu salud.

- Gracias, tío.

No nos despedimos de Roman sin prometerle antes que le compraríamos unas Ambar al pasar por Zaragoza. Más tarde, brindamos por él, nos bebimos nuestras cervezuelas y nos fuimos a hacer senderismo un rato. Tim se sintió inspirado por lo maravilloso del paisaje y quiso hacer senderismo al tiempo que tocaba la guitarra, cosa le costó pisar una mierda de vaca y resbalarse con un trozo de hielo. Al volver ya tocaba comerse los bocatas de fiabre y decidimos hacerlo en un bonito pueblo que habíamos visto antes, pero eso nos lo contará Tim en la siguiente entrada. ;)


No hay comentarios: