UN SEGUIMIENTO DE LOS BARES A TRAVÉS DE LA COMUNIDAD VALENCIANA Y EL RESTO MUNDO




miércoles, 2 de noviembre de 2011

Quiosco en playa La Caleta


Por Steve:

En Cádiz nos esperaba un colega al que bautizaré en el blog como Manolito. Nos dio techo por una noche, librándonos así de dormir sobre piedras afiladas, compartir espacio con toda diversidad de artópodos y cocinar macarrones de cuclillas en un camping gas. Joder, leo esto y me dan ganas de abrazarlo.



Nuestro anfitrión nos improvisó una ruta turística por Cádiz, una ciudad maravillosa. Y, por supesto, dicha ruta incluía echarse una birra. Nos llevó a un quiosco en el paseo de la playa de La Caleta y allí nos bebimos una Cruzcampo cada uno. He de decir que llevaba todo el viaje evitando esta cerveza porque no es santo de mi devoción. Siempre me ha sabido a lo que, según me imagino, debe saber el agua de fregar. El caso es que aquellas cervezas, no sé si es que en Valencia le escupen más fuerte a la Cruzcampo o qué, pero me sabían tan bien como cualquier otra. Manolito está convencido que desde esa playa se puede ver el mejor atardecer del mundo. Pero bueno, eso mismo también lo decimos los valencianos cuando vemos el sol esconderse desde la albufera, lo dicen en Granada con la Alhambra y hasta lo dirían en Madrid si la polución les permitiera ver el ocaso. Lástima que me sea imposible dar mi veredicto y decidir qué puesta de sol es mejor, se nos nubló el día y no hubo atardecer que ver. Lo que si se veía desde la playa era una estampa de postal, con toda la costa llena de barquitos y una especie de castillito al que se podía acceder através de un espigón. Este muchacho nos contó la historia de unas guiris que se lanzaron al mar desde el espigón, se las llevó la corriente y no volvieron a ser divisadas hasta pasados 4 meses, que las encontraron en una playa de Libia reconvertidas en atunes. Pero creeros sólo la mitad, que el resto me lo he inventado.

Un quioso quizá parezca algo impropio para birracentrismo pero lo cierto es que aún con Cruzcampo y nubes, creo que es el mejor lugar en el que me tomado una cerveza en todo el viaje, que no es poco. Es más, volvimos allí para cenar horas despues, trás comprarnos unos bocatasde magnitudes bíblicas.

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