UN SEGUIMIENTO DE LOS BARES A TRAVÉS DE LA COMUNIDAD VALENCIANA Y EL RESTO MUNDO




viernes, 8 de octubre de 2010

Cafetería Malabar (?)

Plaza 2 de mayo




Por Steve:

Portugal, ese vecino desconocido, ese trozo de tierra que dios puso ahí para que los extremeños no tengan playa. Este verano me propuse ir a hasta allá en un trepidante viaje por carretera. Atravesar la península en coche, sin prisa y sin más itinerario de viaje que tener Madrid como lugar de paso. Es algo que pinta bastante bien, pero por alguna razón, ningún birracentrista quiso acompañarme. Por suerte ahí tengo a mi prima, a la que llamaré Louise (la iba a llamar Thelma pero le pega más Susan Sarandon), que no será birracentrista pero se apunta a un bombardeo. Y aunque es una experiencia que pienso repetir, fue una lástima hacer el viaje sin cerveceros a mi alrededor. Parar en pueblos dispares de Cuenca, Zamora, Valladolid o Pontevedra y no tener apenas nada que contar en torno a una birra es algo que me entristece.



Paradojas de la vida. Con todo el hermoso recorrido que hicimos por la península, de lo único que se me ocurre ahora mismo hablar es de un bar de Madrid, la ciudad más fea de España (lo siento, no puedo evitarlo). Nos metimos allí en medio de la ciudad sin importarnos dónde caer y aparcamos el coche para dejarlo ahí ya todo el día. Por supuesto, había que pagar por aparcar (¿es posible que en Madrid salga más rentable conducir en círculos durante horas que aparcar el coche?). Sí, una ciudad maravillosa.
Louise y yo estuvimos caminando por ahí sin saber dónde íbamos hasta que nos cansamos y nos sentamos en una terracita. Era Madrid y era un parque apacible, nos la iban a clavar bien clavada, pero nos daba igual. De todo tiene que haber en este blog. Cerveza de barril para mí y una clara (para quien no lo sepa, es cerveza mancillada con gaseosa o fanta) para Louise, y para picar, unas palomitas (punto a favor, lo admito). Teníamos todo eso a mitad cuando se acercó un señor que en el momento me pareció lo más similar a esto. El hombre, muy majo él, se ofreció a leernos el pasado, el presente y el futuro. Y luego nos estuvo contando que era periodista, actor, fotógrafo, escritor...y seguro que más cosas que no nos contó porque hay que ir con humildad en esta vida. Nos dio su blog, que apunté en una servilleta y que pongo aquí, para todo aquel que le interese, y tal como vino se fue.

Recuerdo que estuvimos dando palomitas a los feroces y sobrealimetados gorriones como ya hiciéramos en aquel bar de Santander, y que los baños estaban en un sótano que parecía una mazmorra. Ahora que me viene a la cabeza un lugar mucho mejor, me despido para volver a encontrarnos en la siguiente entrada, ya desde Portugal.


PD: Tenemos la manía de meternos en sitios a los que no llega el StreetView de Google Maps. Así que no estoy totalmente seguro del nombre del bar. Sería genial que tuviéramos algún seguidor madrileño (si nos queda alguno después de la caña que le doy a la ciudad) y nos lo confirmase.

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