UN SEGUIMIENTO DE LOS BARES A TRAVÉS DE LA COMUNIDAD VALENCIANA Y EL RESTO MUNDO




martes, 20 de noviembre de 2012

El Jamonal

Calle de Jacometrezo
Por Steve:


Allí donde no hay paellas sin guisantes, pongamos que hablo de Madrid.

En esta relación de atracción y repulsa que sentimos Madrid y yo el uno por el otro, se escribió recientemente un nuevo capítulo. Un amago de reconciliación con algunas sombras, y es que aunque cada vez que voy a Madrid lo hago con ilusión por reencontrarme con nuestra gran amiga Lady White, que siempre nos acoge con los brazos abiertos y por la posibilidad de cruzarme con Berta Collado por la calle, mi falta de raciocinio para con la capital me hacer culparla de todo despropósito que me suceda en ella.


Culpo a toda la ciudad, por ejemplo, de que la Sala Riviera no permita salir a la gente que acude a sus conciertos una vez ha entrado. Sólo permiten salir para fumar, y para ello te mantienen hacinado en un cerco vallado. No vaya a ser que te escapes a por un bocata o una lata de cerveza. Habiendo dentro, como hay, golosinas y birras a 9'50. Pero nada de esto tiene que ver con el El Jamonal, me estoy andando por las ramas.



Una vez, un cliente me habló sobre un lugar de Madrid al que siempre iba cada vez que llegaba de visita. Lugar que, según decía, ponía las mejores bravas de la ciudad. Me discutía este señor que allí no sólo hacían mejores bravas que aquí si no que además era todo más barato, sobre todo en el centro. 'Eso no tiene ningún sentido' le decía, pero se mantenía inflexible. De modo que me propuse buscar el lugar si alguna vez pisaba Madrid, para comprobar que es falso y poder ganarle las disputa. Me explicó cómo llegar haciéndome un croquis en una servilleta. Pero al llegar a Madrid nos fue imposible encontrar el bar de las famosas bravas (y sí, culpo a la ciudad también de mi incompetencia a la hora se seguir una ruta dictada en una servilleta). Lo que sí encontramos fue otro lugar aconsejable. Nada más entrar, al ver los dos pisos y darnos cuenta de que el local es todo barra (nuestro hábitat natural) pensé, 'me gusta'. Pero ya cuando vimos el cartel que anuncia la oferta de pinta, tapa y bocadillito por 3'50, decidí que ese sería el lugar al que siempre iría cada vez que llegara de visita. El local estaba lleno de jamones colgando, aunque ya el nombre daba una pequeña pista de que así podría ser. El precio de alguno de ellos te hacía pensar que quizá el cerdo que mataron tenía algún titulo honorífico, en plan 'Real Duque de Teruel' o algo parecido.
Era el lugar idóneo hacer tiempo antes de que empezaran los conciertos. Allí le explicamos a Lady White qué es 'cometer una espardenyà', algo muy común en Valencia. Ya sabéis, esas palabras que se quedan a mitad camino entre el valenciano y el castellano: caixó, vacacions, teneor... Y Roman nos reveló algo que podría deprimir a alguna gente, y es que por muy guapo que creas ser, tienes la nariz torcida hacia un lado, como todo el mundo (en serio, compruébalo). Qué gratificante es aprender cosas nuevas rodeado de embutidos y jamones!
Allí intenté quedar con el típico contacto de messenger al que no has visto (casi) nunca en persona pero no fue posible, y sí, Madrid también es culpable de ello.
Al pagar, por poco nos cobran 4 euros de más pero ningún rencor pienso guardarles. Tras hacérselo saber al camarero, se fue a un rincón a cuchichear el tema con el responsable del local y al volver nos dio las vueltas correspondientes pidiéndonos disculpas. Así, sin más, sin tener que romper ninguna botella, sin volcar ninguna mesa ni amenazar a nadie con quemar el bar. Qué maravilla!
Este gran lugar está cerca de uno de los más emblemáticos símbolos de la ciudad, como puede serlo la Torre Eiffel en París o Big Ben en Londres. Seguro que ya sabéis cuál os digo, ese edificio que lleva publicidad de un refresco.

Algún día le diré a alguien que hay un lugar en Madrid muy recomendable y le haré un croquis en una servilleta para que pueda llegar. Pero no lo encontrará y en su lugar hallará un bar más cojonudo todavía. Es el ciclo de la vida.



PD: Olvidaba mencionar la web blablacar, que nos abarató el viaje :)

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