UN SEGUIMIENTO DE LOS BARES A TRAVÉS DE LA COMUNIDAD VALENCIANA Y EL RESTO MUNDO




jueves, 14 de junio de 2012

Ferry Ibiza-Denia

En medio del Maditerraneo

Andaba por la playa de la Malvarrosa por alguna razón que todavía no me he inventado cuando me he encontrado un mensaje en una botella que decía lo siguiente:


Hola Steve! te escribo estas líneas desde un barco, volviendo de Ibiza, donde he pasado un día. Hasta que vine aquí jamás había viajado en barco, no sé si te lo había dicho alguna vez. Entonces, he recordado tu mensaje donde ponías "ya que te has cargado un año de alemán, podrías traerte al menos 1 entrada de birracentrismo" Así que he buscado y he encontrado casi cinco euros, entre mi mochila y los asientos y la guantera de mi coche. En circunstancias normales no me bebería una birra aquí pero creo que te debo el favor. Además, qué coño, la verdad es que me bebería 100 cervezas ahora mismo, paro valen 2'25 la lata de Mahou.

Estoy en la cubierta: El bar del barco es ese tipo de sitios en los que no te quedarías mucho; hay gente durmiendo y me da algo de tristeza. Aunque la verdad es que quizá sea porque, sea por lo que sea, me ha venido una extraña sensación de soledad bajo el sol de la tarde. Quizá sea porque estoy solo en medio del mar y me da la sensación de que no me espera nada ni nadie en ninguna de las orillas: en el fondo, si este barco fuera a Marte, me daría un poco igual, además tengo el coche en la bodega. Esa es la segunda razón por la que escribo, para contarte todo esto. Sabes que? me han dicho que hay delfines aquí, pero no he visto ninguno.

Un hombre se ha sentado a hacer ritmos un rato mientras yo tocaba el ukelele. Unas inglesas me han dicho algo que no he entendido pero me han caído mal, y viéndolas hablar entre ellas creo que me he dado cuenta de una cosa; que todas las inglesas nuevas, no se a quien se lo habrán visto en la tele pero se entrenan para ser subnormales y que se fuerzan tanto a poner cara de putas que probablemente no puedan hacer una simple sonrisa sincera. Por supuesto las dos que tú y yo conocemos se salvan.

Dos vasos tintinean en una mesa, rumbo a estrellarse contra el suelo.

Mi piel esta roja y a punto de saltar: Me he restregado una piel de plátano por los brazos y espero que haga algo. Una señora de Alicante me ha invitado a un cigarro. Hablando con ella me ha dicho que conoce Paterna y que su hermano era el socio del dueño actual de la heladería de los Jijonencos, que está al lado de mi casa. El mundo es un pañuelo. Las dos cervezas me han debido de durar 10 minutos, y tenía la sensación constante de que el sol las iba a desintegrar directamente, en vez de evaporarlas.

Quería tirar el cigarro al mar pero me he acordado que Samanta me dijo que el mar se contaminaba, así que lo he tirado dentro de la lata vacía.

Te quiero tío, cuídate mucho y un abrazo, supongo que nos vemos pronto. Me quedan dos horas de viaje.

TIM.

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