UN SEGUIMIENTO DE LOS BARES A TRAVÉS DE LA COMUNIDAD VALENCIANA Y EL RESTO MUNDO




miércoles, 5 de enero de 2011

Billy's Musicbar

Main Street

Por Steve:

Tenemos pensado visitar el bar de Castellón que ha tenido los cojones de reivindicarse contra la ley anti-tabaco, para tomar allí una cerveza y prestarles nuestro apoyo moral. Por supuesto, de esa visita saldrá una entrada en birracentrismo. Pero hasta que eso ocurra, seguiré escribiendo sobre Malta.



Vuelvo a estar en Valencia y estoy tan contento de volver a tener tildes en el teclado que creo que voy a meter todas las esdrújulas que pueda.

Al segundo o tercer día de estar en la pintoresca isla de Malta, ya no se nos ocurría dónde ir, de modo que nos metimos en el autobús más bonito que vimos a ver dónde nos llevaba. A la pregunta del conductor de dónde íbamos, recuerdo contestarle en mi inglés de Matalascañas (yo no soy de allí, sólo mi inglés) algo así como 'todo lo lejos que puedas llegar'. Nos hizo pagar 57 céntimos por viajar hasta el extremo más lejano del país, a unos 20 km de donde teníamos el hostal. Desperté a Tim para bajarnos antes del final del trayecto porque había visto la fachada de este bar, que desde fuera ya parecía cojonudo, y de este modo terminamos en el pueblo de Mellieha. El Billy's Musicbar es un lugar que nos hizo pensar que habíamos cogido el hostal en la zona equivocada. Otro local oscuro, allí gastan poco en luz y los feos lo agradecemos. Enorme hasta el punto de acoger billar, futbolín y escenario con karaoke, y que sobre espacio para sofás en los que sentarse. El camarero era un tío de unos 30 años con gorra y en chándal. Tenía la voz tan quebrada que se diría que todas las mañanas le echa bourbon en lugar de leche a los cereales cuando desayuna. Nos puso dos cervezas de medio litro que por primera vez no eran de la marca Cisk y tras bebérnosla salimos en busca de un lugar donde comer.

Descubrimos entonces que el pueblo de Mellieha era una castaña, no tenía nada más aprovechable que ese bar. Callejeamos largo rato, entramos en un restaurante, nos sentamos, nos trajeron la carta, vimos los precios y salimos de allí discretamente con el susto en el cuerpo. De modo que no nos quedó otra que volver a nuestro querido Billy's, donde nos comimos una hamburguesa con patatas cada uno a un precio bastante económico. Había allí a nuestro lado una máquina de discos, una rockola de esas de los años 70 y Tim tuvo la sana intención de poner una canción de Pink Floyd para hacernos compañía. Pero en lugar de sonar Pink Floyd empezaron a escucharse rancheras. La gente del bar tuvo que bajar la música que tenían puesta desde antes de nuestra llegada para que pudiéramos escuchar la nuestra. Así que nos tragamos las rancheras, cabizbajos y ante la recelosa mirada de los lugareños.

No se me ocurre nada que se le pueda pedir a este lugar para que sea mejor, es casi el local perfecto. Creo que si lo hubieran puesto cerca del hostal no hubiéramos salido de allí en los cuatro días que estuvimos en Malta.


Y aquí se despide Steve. Es probable que en Febrero pise Granada, si tenemos algún seguidor de tan lejos, que no dude en recomendarnos un lugar al que ir!

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