en lo alto de la montaña de cullera
Por Steve:
Acabo de abrirme la última cerveza de las celebraciones que quedaba en mi nevera. Una cerveza rusa de medio litro que no me costó más que 1€, pero tan extraña y exótica la veía que la tenía como la típica botella de champán que guardan todas las familias para momentos especiales. Ahora veo al cielo amenazando lluvia, a gente sacando las mangas largas del armario, a los universitarios volviendo a su rutina estudiantil y me doy cuenta de que el verano ha acabado. Y para despedir este verano tan guay como dios manda, bien merece la pena abrir esa botella de cerveza con las letras del revés.